La búsqueda de la calidad ha
acompañado a la humanidad desde sus inicios, por lo que autores como Maguad
mencionan que esta búsqueda parte en las primeras sociedades recolectoras, descubriendo
que alimentos eran comestibles y cuáles no lo eran, mientras que en las
sociedades cazadoras, estas determinaban qué herramienta servía para usos específicos y cuales no eran
útiles, por lo que el control de calidad real de la época consistía en cuanto
tiempo se mantenían con vida los primeros hombres (Maguad, 2006).
Con
el paso del tiempo, la familia pasó a controlar la calidad de las tareas
necesarias para la supervivencia considerando que la división de estas tareas
en todos los miembros que la componían era equivalente a una mayor
eficiencia. La evolución y crecimiento
de estas familias permitieron la aparición de villas que sumado a la
especialización de ciertos grupos familiares en algunas tareas y la necesidad
de acceder a otros recursos propiciaron el intercambio de bienes. Con esto, la
determinación de calidad ya no solo estaba en la familia (Maguad, 2006).
Siglos
después, desde la construcción de pirámides en el Antiguo Egipto a las
inspecciones de los gremios de artesanos en la Edad Media, quienes eran
custodios de la calidad de sus respectivos rubros, la calidad siempre estuvo
presente en la producción de bienes, la cual se encontraba principalmente
encargada a artesanos altamente especializados, hasta el inicio de la
Revolución Industrial (Yong & Wilkinson, 2002).
Con la llegada de la producción
masiva y la división del trabajo de la era industrial, surge la necesidad de
practicar la inspección post producción, debido a la industria a gran escala
que nacía, por ejemplo, en la producción de armamento durante la Primera Guerra
Mundial, que obligaba a fabricar bienes cada vez más elaborados y estos a su
vez debían poseer una manufactura más durable, medidas más precisas y partes
intercambiables, lo que a su vez llevó al desarrollo de departamentos de
inspección de tiempo completo en búsqueda de disminuir errores entregando una
mayor comprensión de la producción industrial por procesos, desarrollándose a
nivel industrial la primera de las “eras” de la Gestión de Calidad, la era de
la “inspección” (Yong & Wilkinson, 2002).
En la década de los 30, W. A.
Shewhart publica los libros “Control Económico de la Calidad de los Productos
Manufacturados” y “Métodos estadísticos desde un punto de vista del Control de
Calidad”, en los que presenta parte de los métodos aplicados en una industria
encargada de producir equipamiento para Bell Telephone Company en Hawnthorne,
Chicago; en los que presenta su teoría de reducir la variación como un camino
para la mejora de la calidad, estableciendo como causales de dicha variación,
las causas asignables o especiales y las
causas casuales, también llamadas comunes y
junto a lo anterior, un gráfico de control para el monitoreo de la variación
por lo que se le considera el padre del Control Estadístico de la Calidad (Best
& Neuhauser, 2006).
Shewhart, físico de formación, es
influenciado por las corrientes filosóficas de su época, la filosofía del
proceso y el pragmatismo, de acuerdo a Sliwa y Wilcox y por las investigaciones
de física quántica, alejándose de la influencia del “management científico” de
Taylor, llevándolo a declarar: “…hace años el énfasis estaba en la exactitud de
las leyes físicas…el colapso de esta teoría científica ortodoxa que fue base de
la ciencia aplicada requiere la introducción de nuevos conceptos en la
industria en desarrollo” (Wilcox, 2008, pág. 99).
En 1939, Shewhart presenta el
concepto del ciclo PDCA, que luego sería bautizado como el ciclo de Shewhart
por W. Deming, para posteriormente ser rebautizado por los japoneses como ciclo
de Deming, en honor a las enseñanzas que este distribuiría por Japón (Johnson,
2002). Al respecto, Moen señala que este ciclo es una continuación aplicada a
las industrias del Método Científico, conectando las enseñanzas de Galileo y
Francis Bacon, con las corrientes filosóficas del pragmatismo y empirismo
(Moen, 2009).
Además, junto al nacimiento del
control estadístico, que efectuaba mediciones de acuerdo con las
especificaciones del producto, finaliza la era de la inspección y comienza la
era del Control de Calidad (Yong & Wilkinson, 2002).
La calidad como conformidad con
las especificaciones nace con el impulso de la industria armamentística en la
Segunda Guerra Mundial, con una visión basada en el proceso de fabricación y
una mirada interna de la organización, que buscaba la reducción de costos a
través de métodos para eliminar la variación (Yong & Wilkinson, 2002).
Con
la derrota militar de Japón en la segunda guerra mundial, Antonio de Miranda
plantea (Miranda, 2003), que el control de calidad se transforma al
introducirse a las industrias japonesas. Según de Miranda, esto se origina con
el apoyo de Estados Unidos, que en un principio buscaba reformar los
conglomerados industriales japoneses de base familiar llamados “zeibatsu”, para
permitir el desarrollo de sindicatos, sin embargo, el comienzo de la guerra
fría y la búsqueda de transformar a Japón en un emblema en la lucha contra el
comunismo a través de su desarrollo capitalista, termina transformando y
reagrupando los “zeibatsu” en nuevos grupos llamados “keiretsu” en manos de
nuevas generaciones de tecnócratas.
Estos
grupos se encontraban en bancarrota desde la guerra, sin embargo, a raíz de la
Guerra de Corea en 1950, pudieron recibir billonarias inyecciones de dinero, en
especial la industria del acero, sumado al apoyo gubernamental que consideraba
esta modernización de importancia similar a la Restauración Meiji y a su
relación especial con Estados Unidos, quienes buscaban que la industria
japonesa cumpliera con los estándares de las tropas estacionadas en el país,
fueron un escenario ideal para que las ideas de W.E. Deming, invitado por la
U.S. Army, se expandieran por todo el país de la mano de la Unión de
Científicos e Ingenieros Japoneses (JUSE) (Miranda, 2003) quienes
posteriormente invitan por primera vez al Japón a Joseph Juran, quien había
publicado años antes su Manual de Control de Calidad (Martinez-Lorente,
Dewhurst, & Dale, 1998).
En los sesenta, nace la era del
aseguramiento de la calidad, ya que en un principio la tarea de los encargados
de calidad consistía en “apagar incendios”, pasando a desarrollar actividades
preventivas de defectos, expandiéndose más allá de las técnicas estadísticas de
control de la calidad (Yong & Wilkinson, 2002).
Yong
y Wilkinson señalan que en Inglaterra existieron normas formales y
organizaciones estandarizadoras desde 1901, pero no fue hasta en la década del
60 que de la mano de la OTAN y las normas militares británicas que exigían a
sus proveedores tener un sistema de medidas preventivas de defectos que los
sistemas de control de calidad se masificaron (Yong & Wilkinson, 2002).
En
los 70, las grandes compañías comenzaron a desarrollar sistemas de control de
calidad propios y solicitar su implantación y cumplimiento a sus proveedores
con el fin de asegurar la calidad de sus compras, por lo que auditar dicho
cumplimiento se convirtió en un “estilo de vida” para algunas empresas. Sin
embargo, a medida que esto se popularizaba surgió un problema, ya que una
empresa proveedora se podía ver obligada a cumplir múltiples normas de calidad,
por lo que nació la necesidad de
unificar normas, en un inicio a través de British Standard y con posterioridad
a través de la International Standardization Organization (ISO) (Yong & Wilkinson,
2002).
En consecuencia, la serie de
Normas ISO 9000, lanzadas en 1987 fueron una reafirmación “palabra por palabra”
de las normas británicas BS 5750:1979 (Gibbon & Folke Henriksen, 2011).
Junto a esta norma, las tendencias de la gestión de la calidad total como el
Total Quality Management (TQM) de los 80 y 90, con énfasis en los procesos y la
mejora continua a través de toda la organización se extendieron a
organizaciones tanto de producción como de servicios al igual que las
metodologías “lean” y “six sigma”
(Maguad, 2006).
Finalmente, a inicio de los 90,
se crea la European Foundation of Quality Management (EFQM) y el Premio Europeo
a la Calidad, impulsada por las empresas Phillips y Olivetti, siguiendo el
ejemplo de los norteamericanos y su premio Malcolm Baldrige (Conti, 2007).
Podemos encontrar diferentes
definiciones respecto a la calidad, desde Deming y la calidad como cumplimiento
de las expectativas presentes y futuras del cliente, el cumplimiento con los
requisitos de Crosby (Oakland, 2014) pasando
por calidad como adecuación al uso de Joseph Juran (Mark, 2008) hasta el
enfoque holístico de Ishikawa (Watson, 2004) y la particular visión de Taguchi
al respecto: “La calidad de un producto es la pérdida que se transmite a la
sociedad desde el momento en que se envía el producto” (Dale, 2003, pág. 60);
sin embargo no se puede dejar de considerar que el concepto de calidad es “un
producto de la historia” (Miranda, 2003)
No comments:
Post a Comment